:. Una noche de muerte .:
No hace mucho que me he despertado en un mar de sudor. Esta noche mis sábanas estaban llenas de chinchetas pero aún así he dormido y no debería haberlo hecho ya que hoy me ha acompañado un sueño maldito. Mi vida transcurre de una manera natural pero por las noches las cosas cambian, siempre he sido animal nocturno y quieras o no eso repercute en la vida cotidiana pero esta noche... esta noche ha sido mala.
No sé por que extraña relación he tenido uno de esos sueños que al despertar aún los recuerdas y sientes que ha sido tan real que no por menos te acongoja el corazón. He soñado que mañana me tenía que morir, padecía una extraña enfermedad que me había programado mi vida para que acabara mañana. Que angustia, que mal rato, cuanto valor se debe de tener al saber algo así, cuanto admiro a las personas que son capaces de enfrentarse a esa situación con dignidad y lo ínfimo que me llego a sentir yo por no saber como comportarme.
Ahora una vez despierto me siento lleno de vida y alegría al saber que todo ha sido un sueño, que no era verdad y que mi reloj puede seguir contando más horas. Ya no tengo que esperar a la musa de color blanco que venga a buscarme envuelta en velos de seda, sé que tengo toda una vida por delante y quiero aprovecharla.
Como siempre y una vez más me encuentro entre estas cuatro paredes solo, sin nadie a quién hablarle y me tengo que volver a callar. Lleno de angustia pasajera que ha hecho mella en una persona que quiere decir mucho pero que sigue callada porque no tiene la oportunidad de decirlo. Hoy quizás me sienta más feliz y animado por contar con un silencio hecho a medida para alguien que tiene mil palabras dentro pero que sabe que podrá seguir escribiendo.
No sé por que extraña relación he tenido uno de esos sueños que al despertar aún los recuerdas y sientes que ha sido tan real que no por menos te acongoja el corazón. He soñado que mañana me tenía que morir, padecía una extraña enfermedad que me había programado mi vida para que acabara mañana. Que angustia, que mal rato, cuanto valor se debe de tener al saber algo así, cuanto admiro a las personas que son capaces de enfrentarse a esa situación con dignidad y lo ínfimo que me llego a sentir yo por no saber como comportarme.
Ahora una vez despierto me siento lleno de vida y alegría al saber que todo ha sido un sueño, que no era verdad y que mi reloj puede seguir contando más horas. Ya no tengo que esperar a la musa de color blanco que venga a buscarme envuelta en velos de seda, sé que tengo toda una vida por delante y quiero aprovecharla.
Como siempre y una vez más me encuentro entre estas cuatro paredes solo, sin nadie a quién hablarle y me tengo que volver a callar. Lleno de angustia pasajera que ha hecho mella en una persona que quiere decir mucho pero que sigue callada porque no tiene la oportunidad de decirlo. Hoy quizás me sienta más feliz y animado por contar con un silencio hecho a medida para alguien que tiene mil palabras dentro pero que sabe que podrá seguir escribiendo.
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